Muerte de un ciclista
Ayer asistimos en el Giro de Italia a una noticia luctuosa, que forma parte de la épica de este deporte auténticamente sacrificado y que conserva las raíces y esencias verdaderas del deporte. Como el titulo de la película de Juan Antonio Bardem, un héroe anónimo nos ha dejado en plena carretera, en pleno esfuerzo y en plena juventud. Un ciclista desconocido para el gran público, pero con las mismas ansias de fama y victoria que los grandes campeones. Ha muerto Wouter Weylandt, a causa de una caída en la tercera etapa del Giro 2011.Era un joven 26 años, de nacionalidad belga, clasicómano y esprínter de segundo nivel encuadrado en el Leopard Trek de los hermanos Schleck. La lógica humana dictaba que no debería haber muerto hoy, como no debería morir ninguno de los otros 206 participantes de este Giro de Italia. Menos aún estando su mujer encinta y con el parto planificado para septiembre. El si se hubiese cumplido su plan de entrenamiento tendría que haber estado preparando la Vuelta a Bélgica, a disputar a finales de mes. Daniele Bennati, esprínter de Leopard para el Giro de Italia, se cayó en el Tour de Romandía con resultado de una fractura de clavícula. Weylandt fue llamado por el director de equipo para sustituirle. En fin el destino le jugó una mala pasada, y aunque sean noticias luctuosas, no hay que olvidar que el riesgo, incluso llevado al límite, forma parte del deporte, sobre en su aspecto de espectáculo, tan demandado por los aficionados.