Margaret Thatcher y la situación económica actual.

Hace unos días que falleció la ex –premier británica Margaret Thatcher, como cualquier ser humano su fallecimiento es una pérdida irreparable para sus allegados, pero como figura pública de trascendencia internacional, aunque llevase años alejada de la primera plana, es objeto de múltiples análisis pues no cabe duda para bien y para mal marco una época.
La presidente británica llego al poder en medio de una crisis económica galopante, (la que vivimos ahora es otra más, con sus variantes devastadoras, de las que se han sucedido a lo largo de los años en las economías capitalistas basadas en el consumo) en un mundo inmerso en profundos cambios que marcaban el inicio del fin de la guerra fría y la decadencia hasta su desaparición de los países del bloque del este. La Thacher coincidió en el tiempo con otras dos figuras de relevancia internacional: Ronald Reagan y Juan Pablo II que contribuyeron de forma decisiva a que estos acontecimientos referidos se precipitaran vertiginosamente.
Margaret Thatcher aplico sin parpadear con mano férrea, la dama de hierro, todo tipo de recortes a nivel social que afectaron a las capas más humildes del Reino Unido, así como acometió una profunda reconversión industrial, sobre todo en el sector de la minería, que en Gales provoco una profunda convulsión social. Las recetas de corte neo- liberal impulsadas por Tatcher se basaron en dos principios fundamentales: adelgazamiento de las estructuras del estado y profundos recortes en gasto y beneficios sociales, propuestas que se acentuaron con la desaparición del enemigo del este y con ello otra manera de entender los sistemas económicos.
La situación que vivimos actualmente tiene mucho que ver con las políticas aplicadas desde aquellos años con las que el poder económico, al que se dio alas en aras de la no intervención pública en la economía, ha ido adquiriendo unas dimensiones que sobrepasa el contrapeso del poder de los estados incluso de los entes políticos de mayor dimensión como la Unión Europea, y es el poder económico quien marca y determina las políticas que deben seguir los distintos gobiernos con el fin de obtener mayores cuotas de control sobre los recursos económicos y los beneficios derivados de estos, más aún ahora, que la globalización es un hecho real para los mercados y divisas, no tanto así para los ciudadanos, y lo peor es que no se vislumbran nuevas ideas capaces de contrarrestar esta deriva tan perjudicial para la gran mayoría de ciudadanos.
Carlos Ramírez.


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