Colombia una oportunida histórica: Marcha por la paz en Colombia una movilización pluralista
El día 9 de abril puede convertirse en una fecha histórica para Colombia que preceda a días claves que marquen de forma positiva el devenir político del país.
Si las conversaciones que las FARC y el Gobierno mantienen en La Habana fructifican positivamente, Colombia puede vivir una época de esplendor desconocido hasta la fecha en ese hermoso país. Sí a su crecimiento económico, a la disminución de la violencia y delincuencia común, a la creciente aplicación de políticas sociales para mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos, el País es capaz de sumar una paz justa y duradera en el ámbito político, que ponga fin a décadas de desencuentros y desolación, Colombia puede convertirse en un referente no solo para América Latina sino para el mundo, con el beneficio añadido del regreso a un país prospero de miles personas de indiscutible talento que por diversas causas se han visto obligadas a emigrar en los últimos años lejos de su tierra, que pueden aportar a Colombia todo su conocimiento y bagaje intercultural adquirido en el extranjero.
Por todo ello esperemos que esta oportunidad histórica para el pueblo colombiano sea aprovechada en pos de la paz y que todos los agentes implicados estén a la altura de las circunstancias; el pueblo colombiano se lo merece.
Carlos Ramírez
*Fuente: El Espectador:
Con la excepción de algunos sectores de derecha enemigos a ultranza de los diálogos de paz en La Habana, y de opositores del gobierno Santos reacios a una eventual reelección presidencial, ayer se cumplió en varias ciudades del país la llamada Marcha Nacional por la Paz, la Democracia y la Defensa de lo Público. La nota predominante de la jornada frente a otras movilizaciones realizadas en el pasado reciente fue la diversidad de los marchantes, pues ese era precisamente el objetivo: apoyar la paz sin diferencias ideológicas.
La apertura de la marcha en Bogotá, epicentro de la movilización nacional, estuvo a cargo del presidente Juan Manuel Santos y deliberadamente se hizo en un escenario escogido para demostrar que la búsqueda de la paz no significa debilitar la misión de las Fuerzas Militares. En el denominado Monumento de los Caídos, situado frente al Ministerio de Defensa, el primer mandatario invitó a los integrantes de las Fuerzas Armadas a no escuchar a quienes dicen que van a ser los damnificados del proceso de paz con las Farc.
“La paz es la victoria de cualquier soldado, la paz es la victoria de cualquier policía. Qué será de nosotros sin el conflicto, qué será de nosotros sin guerra. Si nos reconciliamos tendremos una mejor patria”, reiteró el jefe de Estado, quien después se unió al alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, y en un gesto para simbolizar la unión de esfuerzos en procura de alcanzar la reconciliación en Colombia, ambos sembraron un árbol en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, ubicado junto al Cementerio Central, sobre la avenida El Dorado.
Aunque la jornada de este 9 de abril no tuvo la asistencia multitudinaria que alcanzó la marcha del 4 de febrero de 2008 contra las Farc, o la del 6 de marzo del mismo año contra el paramilitarismo, sí resultó muy significativa, porque quienes participaron no lo hicieron movidos por la polarización política, sino en la defensa de un mandato constitucional consagrado en el artículo 22 de la Carta Política, donde se lee que “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”. Es decir, una marcha en favor de las víctimas, sin distinguir quiénes fueron los victimarios.
Un respaldo que a su manera asumieron los voceros de Gobierno y guerrilla en la mesa de negociación en Cuba. El exministro Humberto de la Calle lo reconoció diciendo que el mensaje de la movilización es que el proceso cuenta con el apoyo de muchos colombianos. “Hay diferencias”, admitió De la Calle, pero precisamente el diálogo es para que se resuelvan democráticamente. Desde La Habana, en una de sus primeras apariciones públicas, el jefe guerrillero Pablo Catatumbo añadió: “Nos sumamos a este gran torrente nacional”.
Desde el exterior se oyeron voces de apoyo a la jornada, que demostraron que el tema no sólo es una preocupación de los colombianos. Por ejemplo, el expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula expidió una declaración en la que manifestó que la victoria de Colombia en la batalla de la paz es también de América Latina. “Colombia merece la oportunidad de tener en el siglo XXI la paz que no tuvo en la segunda mitad del siglo XX”, recalcó el exmandatario brasileño. La declaración de Lula se hizo a través de un video enviado a los sectores que organizaron la marcha.
A su vez, el representante en Colombia de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Todd Howland, destacó que más allá de la respuesta ciudadana, lo más importante de la jornada es el liderazgo e integración de sectores políticos de diversas vertientes, con el único objetivo de conseguir la paz. En tono optimista, el diplomático de la ONU señaló que la organización estará al tanto para que en la eventual etapa de posconflicto se puedan garantizar las reparaciones a las víctimas. Eso sí, dejó claro que velará para que el proceso de paz no genere impunidad.
En síntesis, en momentos en que cobran forma los diálogos de paz en La Habana, ahora renovados con la presencia de nuevos negociadores de la guerrilla, las marchas del 9 de abril cumplieron con el objetivo para el cual fueron organizadas. Aunque nacieron como una iniciativa del movimiento Marcha Patriótica, poco a poco lograron que el Gobierno, la Alcaldía y diversos sectores políticos, con las excepciones ya citadas, expresaran su público respaldo a la búsqueda de la paz, o al menos, a generar un ambiente de reconciliación que la haga posible.
El analista de la Universidad Externado Jairo Libreros concluyó que si bien la marcha dejó ver a un sector representativo que quiere sacar adelante el proceso de paz en Cuba, también dio el punto de partida de la reelección presidencial en 2014. “No fue una marcha masiva, pero sí representativa, en concreto, porque se vieron manifestaciones de distintas corrientes políticas, es decir, fue una movilización básicamente pluralista”, añadió el catedrático. En otras palabras, se vio que la paz en Colombia tiene quien la defienda. Ahora debe negociarse en La Habana.