Muerte de un maestro: Paco de Lucia

Pocas personas alcanzan la categoría de maestros cualquiera que sea su profesión Paco alcanzo la de maestro de maestros.

El flamenco es un sonido muy nuestro que hunde sus raíces en Al-Ándalus para extenderse a todos los rincones de la península y el mundo. Por otra parte se habla de él de modo genérico sin tener en cuanta sus variantes, tonalidades, diversidad y complejidad. Es un estilo musical aún con aristas por descubrir y vastos campos en los que profundizar, que conlleva sentimiento, hondura e intimo calado.

En los últimos años el flamenco, vuelvo a insistir genéricamente, ha vivido un proceso de internacionalización o mejor dicho de universalización, un transcurso que resultaría inexplicable y que hubiera sido imposible sin la irrupción de dos genios con mayúsculas: Camarón y Paco de Lucía.

Por separado y a dúo su papel ha sido decisivo y determinante para que el flamenco pueda ser conocido en Nueva York o Tokio (dónde por cierto levanta autenticas pasiones) en Honolulu o Madagascar, en definitiva en cualquier lugar del mundo.

Desde que a los quince años Paco cogiera su guitarra al hombro y se airease por los Estados Unidos, derrochando su genialidad innata, pese a no saber casi ni leer ni escribir, el flamenco dejo ser un sonido localizado para convertirse en universal. Su unión con otro mito también prematuramente desaparecido, Camarón, logro el milagro y su magia y duende conquisto el corazón del planeta.

No solo eso ambos consiguieron desterrar falsos complejos y maniqueas utilizaciones políticas de este noble género musical que sale de lo más profundo del ser para trasmitir alegrías, bulerías, quejas y lamentos.

Paco de Lucía ya no esta entre nosotros pero sus duende y talento, que asombro a grandes maestros de la guitarra, le han convertido en un icono difícil de igualar e imposible de olvidar.

Gracias maestro.

Carlos Ramírez- Presidente de ASOFED

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